Eros es uno de los personajes que más ha dado de que hablar en estos últimos días, y para entender su importancia, hay que hablar de sus orígenes. A’Lars y Sui-San son sus padres. El primero formó parte de los Eternals y descendía del linaje de los Celestials; la segunda había sido desterrada y obligada a luchar por su vida en Titán, una de las lunas de Saturno.
Durante sus primeros años de vida, Eros crece en Titán junto a su hermano Thanos, y un grupo de humanos creados genéticamente gracias a tecnología impulsada por su padre. A pesar de su cercanía, Eros y Thanos (nombrados en referencia a los conceptos filosóficos “Eros” y “Thanatos”) crecieron con propósitos muy diferentes.
Mientras que Eros intentaba hacer leyenda a través de sus aventuras por distintos planetas, incluyendo la Tierra, Thanos buscaba hacerse del control de la galaxia, sin importar los métodos que tuviera que ocupar, incluyendo experimentar sobre su propia madre.
Entre los múltiples poderes de Eros se encuentran aprovechar la energía cósmica, poder crear un campo de fuerza, volar, poseer fuerza sobrehumana y regenerarse. Además, es inmune a las enfermedades y envejece muy lentamente.
Quizá la habilidad más destacada de Eros es su capacidad de estimular los centros de placer cerebrales de los humanos. Esto, además de convertirlo en una leyenda del romance en la Tierra, le permite manipular a sus contrincantes. Excepto Thanos, quien es inmune a este efecto pues no tiene centros de placer.
Ante la imposibilidad de detener los planes malvados de su hermano, Eros se ve obligado a unirse a un grupo de héroes terrenales: los Avengers. Esto sucedió en el número 55 de Iron Man (publicado en febrero de 1973), donde también debutaron Thanos, Kronos y Drax, el destructor.
Los Hijos de Aztlán 