Muchos de nosotros quedamos impresionados la primera vez que vimos en los cómics el título de Marvel Zombies, dentro de Marvel es un importante paso para mejorar y actualizar sus historias, pero, siempre hubo una incógnita ¿De dónde salió el virus?, esa pregunta se la han hecho muchas veces los lectores de cómics y aquí intentaremos buscar una respuesta.
Marvel Zombies #1 nos ubicó en la Tierra 2149, donde un destello en Nueva York fue el epicentro para que se desatara la locura y el horror para todos los seres vivos, quienes poco a poco se empezaron a convertir en zombis.
Sin embargo, éste no es el génesis del virus zombi, el cual se presentó en Ultimate Fantastic Four #21 (septiembre, 2005), donde Reed Richards se transporta a una tierra que ha sido arrasada por los zombies.
En esta trama de Mark Millar nos presenta a la versión zombie de Richards que llega días después de que el virus zombie empezara a infectar a héroes y villanos por igual.
En esta historia se presenta al Magneto de la Tierra 2149, quien sobrevivió al apocalipsis zombi, pero eso no evitó que se culpara a si mismo de la infección que acabó con los humanos, algo que el mismo Amo del Magnetismo buscó por años.
Magneto ha hecho esfuerzos por salvar a los sobrevivientes, algo que se remonta a Dead Days, donde el líder de la Hermandad de Mutantes resguarda en el asteroide M a sus acólitos, mientras en la tierra Reed Richards buscó las opciones para contrarrestar la infección, mientras protege a su familia.
Richard define que el virus tiene vida propia, e incluso como una deidad, ya que Magneto y su grupo hicieron un pacto con un ente desconocido, que fue el que trajo el virus, a través de Sentry.
Robert Reynolds de la Tierra-91126 el encargado de llevar la plaga que había consumido a su mundo. Con la ayuda de la versión de Sandman de la Tierra Z y de Uatu, The Watcher, Sentry es enviado de regreso a la Tierra-2149, para mantener al virus en un bucle de tiempo, aceptando que, si bien su origen sigue como un misterio, se esta buscando como destruirlo.
